Descripción
Todavía no sabemos cuándo ni dónde, pero científicos, académicos y analistas coinciden en que nos encontramos en los albores de la Segunda Revolución Cuántica. Viene determinada por la confluencia de la computación y la comunicación cuánticas; representa la aplicación de las leyes de la física a las áreas de la tecnología que más están impactando en nuestra existencia; y supone una nueva forma de procesar, de calcular y de transferir información de consecuencias todavía imprevisibles en nuestra forma de vida.
Juan Ignacio Cirac, el más prestigioso de los investigadores en este ámbito, lo resume afirmando que “estamos atravesando una nueva frontera”. Las aplicaciones de los avances conseguidos en los laboratorios todavía están por definir y los ordenadores cuánticos que se anuncian en la actualidad están repletos de errores y aún no han demostrado todo el potencial que se presupone. Llegará su momento.
El de las máquinas y el de quienes ya se están preparando para esta nueva realidad cuántica, ya sean personas, instituciones o empresas. Los historiadores señalan que la Primera Revolución Cuántica tuvo su punto de inflexión en 1945, con la llamada prueba Trinity en el desierto de Nuevo México. Hubo una explosión nuclear equivalente a 19.000 toneladas de dinamita basada en la fisión de plutonio y el mismo principio fue utilizado después en Nagasaki.
La Segunda Revolución Cuántica es un salto; no es un avance más, es real ente una disrupción, una ruptura con el pasado binario. La unidad fundamental deja de ser el bit y pasa a ser el cúbit. Podemos estar de enhorabuena: en un mundo en el que la complejidad es ya la norma, los ordenadores cuánticos nos ayudarán a ir por delante, a predecir, a adaptarnos con mayor facilidad al entorno cambiante y ahora impredecible. La combinación cuántica con otras tecnologías transformadoras como inteligencia artificial o el blockchain nos abre un futuro que debemos construir conforme a reglas absolutamente nuevas.